Erase una vez en el Bierzo

Érase una vez, en un pueblo muy lejano del Bierzo… Así empiezan los buenos cuentos, y por eso os quiero hablar de algún buen vino del Bierzo que he probado y catado últimamente. Vinos de viñas relativamente jóvenes, pero que dan una calidad excepcional gracias a los cuidados de Germán y Honorino.cabecero_vinos

El Bierzo es una comarca leonesa situada al oeste de dicha provincia. Linda con Galicia en el oeste y con Asturias al norte. Esta disposición territorial le confiere un carácter especial. Próspera comarca minera antaño y luego en depresión durante décadas, ahora vive un pequeño resurgir gracias al turismo y al carácter rural de esta tierra.

Tierra de campo, con muchos recursos naturales para la ganadería y la agricultura. Clima suave y bondadoso para los cultivos, es una de las comarcas más grandes de España. De unos años hasta aquí, se vienen recuperando los viñedos tradicionales plantados en vaso. Una pequeña revolución, en la que la uva mencía está a la cabeza, que comparte con Galicia y Asturias, sin descuidar a mi amada prieto picudo, uva autóctona de León y que también se da por aquellos lares.

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Hoy quería dejaros una pequeña nota de cata de tres vinos que tuvimos la suerte de probar este último fin de semana. Tres vinos con la mencía como uva protagonista, pero siempre ensamblados con otras variedades, lo cual les confiere un carácter muy especial. Tres vinos de viñedos de altura, por encima de los 700 metros, y de parcelas y terrenos únicos.

Quiero hacer una nota aclaratoria, no soy un ortodoxo de las notas de cata. Me gusta más reflejar las sensaciones y/o emociones que me reporta el vino catado. No soy un entusiasta del lenguaje técnico e intentaré darle una vuelta un poco más emotiva a la descripción de los vinos que publiquemos en estas páginas.

 

La perra Gorda 2013 (80% mencía / 10% cabernet / 5% merlot) 6 meses en barricas usadas.la_perra_gorda_etiqueta

Color rojo muy vivo, joven a la vista. Ligera reducción en la nariz nada más abrirlo. Mucho ataque y astringencia en el primer sorbo. Cuidado, engaña. Hay que dejarlo tranquilo unos minutos, que abra y se exprese, que se desperece. Tras 10 min en la copa, y con la botella abierta, hay que darle al niño la confianza que se merece. Por supuesto, la cosa cambia, ya no es aquel niño llorón de hace un rato. Ahora ya es un joven alegre, dicharachero.

Paleta de frutas rojas en la nariz, se aprecia poca madera. En la boca es potente, afrutado, rico y con muchos caramelos de fresa. Toda la mala leche del principio se ha calmado, se ha vuelto un vino bondadoso, entero, resultón y divertido. Refrescante.

 

Altos de San Esteban, Viñas de Monte 2011 (80% mencía / 18% cabernet / 2% merlot) 14 meses en barricas usadas

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Dejo el vino un rato abierto, para que no pase como con su hermano. Dándole tiempo. Y cuando vierto en la copa, se hace grande. El color más apagado, aunque continúa vivo, con un bonito rojo rubí. Aquí se aprecia un carácter mucho más templado, sin perder la chispa.

En la nariz se muestra con todo su potencial. Fruta y más fruta. Muy aromático, frutas del bosque y rojas. Tostados muy suaves y con un fondo especiado, sutil. Muy definidos todos sus escalones. Se puede buscar mucho más, pero me gusta más disfrutar de un vino, de una fragancia, de un perfume. Perfumado sería la palabra idónea para describir lo que muestra este vino en la nariz.

Me lo llevo a la boca y me dejo acariciar. Astringencia contenida, acidez divertida. Unos taninos pulidos, pero de la uva, de hollejo, de raspón ¿Me equivoco Germán? Volumen pese a la acidez, ¿es que estaban reñidos estos dos parámetros? Y fruta y más fruta por toda la boca. Madera levemente marcada, sosteniendo todo el conjunto; poca, pero presente, como creo que tiene que ser.

 

Altos de San Esteban, Edición especial 2010 (80% cabernet / 20% mencía) 20 meses en barricas usadas.

 

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Carácter. Con esta palabra terminaría la explicación, pero me va a quedar un tanto seco y corto. De los buenos vinos me gusta hablar poco, intento hacer un esfuerzo. Todo lo que diga es para perder el siguiente sorbo.

Color más apagado, no tan vivo y con el ribete naranja, ciertos toques de oxidación a la vista.

En el fondo es una cabernet muy bien hecha, más divertida que las más clásicas. Ofrece otras cosas, cosas diferentes. Madera sutil, ligero láctico y comienza la pimienta y la fruta roja y negra a dar vueltas en la nariz. ¿Y el clásico pimiento verde de las cabernet? Yo localizo tomate más que pimiento, me agrada salirme del canon. Balsámicos, monte y regaliz. Profundo, elegante y divertido.

En boca es rotundo. Ataque moderado y astringencia a la altura que me esperaba, buena y rica. Acidez bien marcada, menos volumen que el anterior pero mucho más profundo, para beber tranquilo. Más vertical.

Aquí acabamos este corto viaje, pero seguiremos uva a uva probando vinos. Aquí y allá.

No os despisteis.

Saludos.

Un yanqui en la corte del Rey Arturo

Muchas veces me he sentido igual que Hank Morgan, cuando de repente en una cata me he sorprendido pensando a que huele el yeso.  Tan perdido como él, la capa, la lágrima, glicérico, olor a fruta negra madura, mineralidad. ¡Ay! la mineralidad, hablemos del mineralismo…

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Yo en esto del vino soy un recién llegado, en argot baloncestístico un rookie (realmente un sophomore este es ya mi segundo año). Y todo empezó de una forma sencilla, un compañero del trabajo me trajo una botella de vino de cerca de su pueblo (Finca la Estacada). Esa noche mi mujer y yo casi nos la bebemos entera, fue una cena muy divertida. El momento fue tan agradable que un día paseando vimos una pequeña tienda de vinos, Vinatico se llamaba y entramos a pedir otra botella de aquel vino que tan buen rato nos hizo pasar. Sergio nos atendió, y empezó todo. No tenía el vino que buscaba, pero nos recomendó otro parecido (Sospechoso). Y a partir de este punto, empezó a picarme el gusanillo.

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Después empezaron las catas en Vinatico, en este punto tengo que recordar la primera vez que vi a Alberto (Katxas). Era la primera cata a la que iba en mi vida, y allí estaba Alberto en su esquina, girando la copa  y mirando atentamente a la persona que daba la cata. Y de repente, le suelta: – Y a que altitud tenéis la viñas…. Jaja matame camión, pedazo de frikazo, pensé para mis adentros. La ignorancia que atrevida es!!!

Cata tras cata me fui acercando a Alberto, y descubrí a un tío con una desmedida pasión por los vinos y por el mundo que lo rodea. Siempre buscando lo diferente, lo autentico. Huyendo de ese esoterismo que ha rodeado el mundo del vino. Este finde nos iremos de cata a Burgos juntos, seguro que le pregunto lo de la altura.

He de reconocer que todavía me siento perdido, que todavía alucino cuando alguien catando un vino te dice que es de tal o cual uva. Alucino cuando te dicen que huele a yeso (¿a que huele el yeso?). Pero que queréis que os diga es divertido ir probando, ir entrenando para poder saborear una cosa u otra. Es divertido romper mitos, quitarse vendas, disfrutar de los vinos. Sin prejuicios, probando de todo. Si me gusta lo apunto sino me gusta apunto una segunda oportunidad.

lost

Creo que lo mas divertido de estar perdido, es que queda mucho que descubrir hasta que me encuentre. Y hay tantas cosas por descubrir….

PD) Os dejo un par de recomendaciones.

Una lectura fresca y ligera. Lo leí en mi juventud y  guardo un grato recuerdo.

http://es.wikipedia.org/wiki/Un_yanqui_en_la_corte_del_rey_Arturo

Un poco de música:

Salud